“Suiza tiene una buena reputación en la ONU”

En junio de 2022, la Asamblea General de la ONU decidirá sobre la candidatura de Suiza para un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad. ¿Qué dice al respecto la exministra de Exteriores Micheline Calmy-Rey, promotora del proyecto?

SWI swissinfo.ch: ¿Por qué promovió la candidatura de Suiza?

Micheline Calmy-Rey: Estoy convencida de que nos es ventajosa para ampliar nuestros contactos y, por consiguiente, nuestra influencia a nivel internacional. Suiza tiene una buena reputación en la ONU. Representa posiciones independientes, objetivas y consensuadas y su voz es valorada y tomada en serio.

Es por eso que yo [como Ministro de Relaciones Exteriores y Presidente Federal] lancé la candidatura de Suiza en 2011.

SWI swissinfo.ch: Entonces, ¿Suiza se beneficiaría con un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad?

M.C.R.: Sí. Ser miembro del Consejo de Seguridad es un desafío, pero al mismo tiempo una oportunidad. Con una buena dosis de realismo y la necesaria confianza en notros mismos es la oportunidad de aportar nuestra contribución a la paz, la justicia y la estabilidad en el mundo.

SWI swissinfo.ch: ¿Qué significa un puesto en el Consejo de Seguridad para el papel de mediadora de Suiza?

M.C.R.: Es de gran importancia. Es la oportunidad de utilizar nuestros conocimientos para ejercer el papel de constructores de puentes en el escenario internacional. Tendremos esta oportunidad en el Consejo de Seguridad.

SWI swissinfo.ch: ¿Qué opina de las críticas de que el escaño también podría debilitar el papel de Suiza como mediadora dado que ya no sería percibida como un intermediario neutro?

M.C.R.: No, no, ¡es todo lo contrario! Algunos también dicen que no es compatible con la neutralidad porque el Consejo de Seguridad decide sobre la guerra y la paz. Lo hace, pero muy raramente: en 2019, el Consejo de Seguridad de la ONU había aprobado alrededor de 2 500 resoluciones. En solo cuatro casos autorizó el uso de la fuerza armada, lo que dio lugar a importantes operaciones militares. Eso es el 0,002 por ciento de todas las resoluciones de seguridad. En la gran mayoría de situaciones, el Consejo actúa política más que militarmente. Quiero decir, tenemos nuestro papel que desempeñar. Tenemos la reputación de ser un intermediario honesto.

Una palabra más sobre la neutralidad: si, no obstante, el Consejo de Seguridad autoriza la intervención militar en casos excepcionales, actúa al unísono y en nombre de la comunidad internacional. Y esa es exactamente la diferencia esencial con el clásico conflicto interestatal, al que se aplica la neutralidad. La neutralidad no entra en conflicto con la pertenencia al Consejo de Seguridad.

SWI swissinfo.ch: ¿Qué significa el escaño para la Ginebra Internacional?

M.C.R.: La Ginebra Internacional es un lugar de multilateralismo, como la ONU. Todas las organizaciones técnicas de la ONU tienen su sede en Ginebra; en Ginebra damos forma a las reglas de la globalización. Suiza tiene interés en fortalecer el multilateralismo. Ahora es el momento de participar porque vemos una erosión del multilateralismo. En el Consejo de Seguridad podemos alzar la voz a favor del multilateralismo y de las normas que se aplican a todos, es decir, el derecho internacional. Todo eso es de nuestro interés.

SWI swissinfo.ch: ¿Qué experiencias han tenido otros países neutrales como Finlandia, Suecia y Austria?

M.C.R.: Creo que han tenido buenas experiencias. Suecia jugó un papel de intermediario en Nueva York. Suecia mantuvo las mismas discusiones que Suiza cuando se postuló para un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad. Somos miembros de la ONU, estamos muy comprometidos con la ONU, y también le pagamos algo a la ONU, por lo que es normal que cumplamos nuestro compromiso en todos los ámbitos.

Fuente: Swissinfo / Autora: Sibilla Bondolfi / Imagen: UN Photo/Pierre Virot

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El año pasado, cada residente suizo realizó una media de 2,6 viajes con pernoctación y 8 viajes de un día. Esto supuso un aumento global del 30% en comparación con 2021. El total anual (21,1 EY publicado el pasado mes de mayo constata que catorce de las 500 corporaciones mundiales que más invierten en investigación y desarrollo (I+D) son suizas. El país centroeuropeo, de 8,8 millones de habitantes, fue en 2022 el noveno con mayor representación en un ránking liderado por las empresas de Estados Unidos –con Amazon en lo más alto del podio–, aunque en volumen total invertido Suiza ocupa la quinta plaza. Con sólo cinco compañías en el top 500, España figura en decimosexta posición.

Las multinacionales farmacéuticas Roche y Novartis, con una inversión de 16.000 millones y 9.500 millones de euros, respectivamente y, a distancia, el fabricante de semiconductores ST Microelectronics (1.800 millones), el gigante de la alimentación Nestlé (1.700 millones) y el grupo de ingeniería eléctrica y automatización ABB (1.100 millones) fueron las empresas helvéticas que más recursos destinaron a I+D en 2022.

Dos de estas cinco compañías, Novartis y Nestlé, recibieron en la segunda quincena de octubre la visita de un grupo de 40 empresarios catalanes de la asociación FemCat y de altos cargos de las mayores universidades de Cataluña con el objetivo de conocer sobre el terreno las mejores prácticas de Suiza en materia de empresa, investigación e innovación.

El programa incluyó también visitas a compañías de menor tamaño, como la relojera Panerai –propiedad del grupo Richemont–, los fabricantes de maquinaria Bobst y Mikron y la tecnológica EM Microelectronic –integrada en Swatch Group–, además de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y el área de carga del EuroAirport, el aeropuerto francosuizo situado junto a Basilea. En la sede de Nestlé en Vevey, a orillas del lago Lemán, Lluís Cantarell, que fue vicepresidente mundial y máximo ejecutivo del grupo en Europa, Oriente Medio y Norte de África hasta 2016, dejó claro que la apuesta de la compañía por la innovación está íntimamente ligada a su condición de empresa suiza y puso en valor la colaboración público- privada en materia de I+D que existe en el país. La innovación se cuece a fuego lento en la multinacional de la alimentación, que, por ejemplo, lleva cinco años trabajando en el proyecto de sustituir el aluminio por el papel en las cápsulas del café Nespresso. “Si en las pruebas de calidad no llegas al 60%, no lanzas el producto”, detalla Cantarell, que preside actualmente la farmacéutica Uriach.

El sistema helvético de I+D tiene en su cúspide a los grandes centros universitarios, con la EPFL y la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich a la cabeza , y se estructura a partir de seis parques de innovación repartidos por todo el país que colaboran estrechamente con las empresas.

De la salud a la robótica

La política de innovación de Suiza, un país que no tiene industria de automoción, gira en torno a cinco grandes ejes: salud y ciencias de la vida, ciencia computacional, energía y medio ambiente, movilidad y transporte, y manufactura avanzada y robótica.

Uno de los empresarios que visitó el país, Josep Lagares, fundador y presidente de la firma gerundense de maquinaria para la industria cárnica Metalquimia, considera que una de las claves del éxito de Suiza en el campo de la innovación es contar con “una red neuronal muy bien trabada” que permite compartir los conocimientos y que facilita la transferencia tecnológica.

En la misma línea, Manel Xifra, presidente la compañía catalana de bienes de equipo, Comexi, destaca la importancia de la “labor de interfaz entre los centros de investigación y las empresas”; mientras que David Marín, presidente de FemCat y CEO de Inacces Geotècnica Vertical, pone de relieve el “trabajo común” entre las universidades helvéticas y los centros de I+D.

El carácter estratégico que otorga el país a la innovación empresarial puede explicar por qué Suiza ha podido minimizar el impacto de las sucesivas crisis que han amenazaban su economía, como ocurrió con la irrupción del cuarzo en la industria relojera a finales de los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado y, más recientemente, con el fin del secreto bancario en el sistema financiero suizo, tras el acuerdo de intercambio de información tributaria firmado con la Unión Europea en 2015, que entró en vigor tres años después.

Este año, la caída de uno de los dos mayores bancos del país, Credit Suisse, rescatado posteriormente por el otro gran grupo financiero, UBS, ha sembrado dudas sobre la fortaleza del que era uno de los puntales de la economía helvética. La crisis de Credit Suisse, sin embargo, no parece quitarle el sueño a los responsables de las empresas suizas reunidas con FemCat y ni siquiera a directivos del propio sector bancario, más allá del recorte de plantilla derivado del proceso de integración con UBS.

Junto con el apoyo a las grandes multinacionales, Suiza tiene en su ADN la protección de las pymes, hasta el punto de que cada nueva ley o normativa en el país debe superar, antes de su aprobación, un test para evaluar su impacto en las pequeñas y medianas compañías.

El tejido empresarial se completa con las start up, que florecen arropadas por el sistema universitario y de innovación. Una de ellas, Aktia, con sede en Neuchâtel, fue fundada hace cinco años por el emprendedor catalán Josep Solà, que ha desarrollado una pulsera inteligente para medir de forma permanente la presión arterial. Solà dice que llegó a esta “tierra de acogida” en 2004 y está levantando ahora una ronda de financiación de 22 millones de euros.

Escuelas de aprendices

Entre las mejores prácticas del sistema educativo y empresarial suizo que suscitan envidia sana entre los empresarios de FemCat está la figura de las escuelas de aprendices, un fenómeno ligado al prestigio del que goza la formación profesional en el país como vía para obtener un empleo.

Las empresas cuentan con sus propias escuelas, que se convierten en una cantera para ampliar y renovar plantillas. No es extraño que un alto directivo de una compañía iniciara su trayectoria como aprendiz. Stéphane Mader, por ejemplo, entró con 16 años en la escuela de la empresa de bienes de equipo Bobst y ahora es el director de márketing y comunicación de la compañía. El modelo suizo de acceso al mercado laboral explica en gran medida que su índice de paro juvenil se sitúe por debajo del 7%.

Fuente: Expansión / Autor: José Orihuel

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