Comercio

El éxito del libre comercio entre Marruecos y Suiza

Marruecos cada vez refuerza más su estrategia diplomática basada en la búsqueda de acuerdos y tratados con nuevos socios internacionales. Uno de ellos es Suiza, con el que ahora mismo las relaciones parecen estar asentándose y afianzándose. Los dos países tienen un potencial de crecimiento enorme, según aseguran varios expertos en materia económica y parece ser que lo están demostrando a través de la cooperación mutua.

Gracias a los diferentes acuerdos que mantienen en términos de libre comercio, la colaboración entre las dos naciones está mostrando un crecimiento considerable. Este éxito se debe también al interés que tienen las dos partes por buscar vías de comunicación y de cooperación. “El potencial de crecimiento entre Marruecos y Suiza en términos de libre comercio es extremadamente importante”, dijo Guillaume Scheurer, embajador del país alpino en Rabat.

Un total de 3.117 ucranianos se han registrado como refugiados en Suiza, de los que 2.011 han sido acomodados en centros federales de asilo y 1.106 en hogares privados que se han ofrecido para

El embajador suizo habló durante un seminario que organizaba la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC). El lema es ‘Acuerdo de Libre Comercio AELC-Marruecos’ donde Scheurer destacó la relación de Suiza y del Reino para que otros países de la Unión Europea se animan a empezar a colaborar con la nación norteafricana.

“Hoy en día, más de cincuenta empresas suizas ya están establecidas en Marruecos y operan en particular en el sector agroalimentario, la industria química y la farmacéutica, pero también los dispositivos electrónicos”, señaló el embajador de Suiza en Rabat, como recogió también el medio Menara.

La llegada de grandes negocios al reino alauí ha permitido que tanto la economía nacional marroquí, como la suiza, se hayan beneficiado de las estrategias y oportunidades que ofrecen a las empresas por establecerse en la nación norteafricana. Esto se debe gracias a las facilitaciones aduaneras de Marruecos y a los bajos impuestos y restricciones que imponen a aquellos negocios internacionales. El Reino cuenta con una estabilidad económica y política muy buena, por lo que dentro de sus fronteras se genera el ambiente propicio para invertir.

Para Suiza, Marruecos es el tercer socio comercial que más importancia tiene en la formación de tratados y negocios. Scheurer comentó durante la asamblea que, en 2020, el volumen del comercio bilateral alcanzó una cifra de 555 millones de francos suizos. Aun así, el doctor recalca que estas siguen siendo cifras muy bajas en comparación con el potencial real de las relaciones económicas entre los dos territorios.

Scheurer con esto anima a todos aquellos operadores económicos a que sigan fortaleciendo este puente entre Europa y África, y que se saque verdadero partido al potencial de la alianza suiza-marroquí. Entre este potencial, también se destacó la labor y el esfuerzo de Marruecos para establecer un buen clima de negocios y la garantía de estos durante la pandemia del coronavirus.

El embajador de Marruecos en Suiza, Lahcen Azoulay, también estuvo presente en la reunión donde destacó el progreso de las relaciones económicas durante los últimos años. El embajador marroquí aseguró que se debe gracias a la creación de un marco jurídico sólido en el que se han creado varios acuerdos de cooperación. Entre ellos, destaca tratados de carácter técnico y el de libre comercio que permite a los dos países comerciar con un 80% de productos.

Aun así, Azoulay recalca que este acuerdo es de 1997 y que necesita una actualización ya que la realidad económica no es la misma que la de hace más de 20 años. Si esto se hace, el potencial de las dos naciones se empezaría a explotar aún más de lo que ya está y produciría números beneficios económicos más grandes que los actuales.

“Hay que crear un marco más favorable para el desarrollo de las relaciones económicas y comerciales entre los dos países a la luz de numerosas reformas emprendidas por Marruecos en el sector económico”, comentó Azoulay.

Cabe destacar que, como cualquier otro país interesado en adentrarse en el mercado africano, Marruecos es la puerta para ello. Muchas empresas internacionales han decidido instalarse en la región para poder acceder a otros países del continente donde los productos que ofrecen son difíciles para que lleguen a esas zonas. “Estar en Marruecos solo promueve el desarrollo de intercambios”, dijo el embajador suizo en el Reino.

Fuente: Atalayar / Autor: Jorge Ortiz

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El año pasado, cada residente suizo realizó una media de 2,6 viajes con pernoctación y 8 viajes de un día. Esto supuso un aumento global del 30% en comparación con 2021. El total anual (21,1 EY publicado el pasado mes de mayo constata que catorce de las 500 corporaciones mundiales que más invierten en investigación y desarrollo (I+D) son suizas. El país centroeuropeo, de 8,8 millones de habitantes, fue en 2022 el noveno con mayor representación en un ránking liderado por las empresas de Estados Unidos –con Amazon en lo más alto del podio–, aunque en volumen total invertido Suiza ocupa la quinta plaza. Con sólo cinco compañías en el top 500, España figura en decimosexta posición.

Las multinacionales farmacéuticas Roche y Novartis, con una inversión de 16.000 millones y 9.500 millones de euros, respectivamente y, a distancia, el fabricante de semiconductores ST Microelectronics (1.800 millones), el gigante de la alimentación Nestlé (1.700 millones) y el grupo de ingeniería eléctrica y automatización ABB (1.100 millones) fueron las empresas helvéticas que más recursos destinaron a I+D en 2022.

Dos de estas cinco compañías, Novartis y Nestlé, recibieron en la segunda quincena de octubre la visita de un grupo de 40 empresarios catalanes de la asociación FemCat y de altos cargos de las mayores universidades de Cataluña con el objetivo de conocer sobre el terreno las mejores prácticas de Suiza en materia de empresa, investigación e innovación.

El programa incluyó también visitas a compañías de menor tamaño, como la relojera Panerai –propiedad del grupo Richemont–, los fabricantes de maquinaria Bobst y Mikron y la tecnológica EM Microelectronic –integrada en Swatch Group–, además de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y el área de carga del EuroAirport, el aeropuerto francosuizo situado junto a Basilea. En la sede de Nestlé en Vevey, a orillas del lago Lemán, Lluís Cantarell, que fue vicepresidente mundial y máximo ejecutivo del grupo en Europa, Oriente Medio y Norte de África hasta 2016, dejó claro que la apuesta de la compañía por la innovación está íntimamente ligada a su condición de empresa suiza y puso en valor la colaboración público- privada en materia de I+D que existe en el país. La innovación se cuece a fuego lento en la multinacional de la alimentación, que, por ejemplo, lleva cinco años trabajando en el proyecto de sustituir el aluminio por el papel en las cápsulas del café Nespresso. “Si en las pruebas de calidad no llegas al 60%, no lanzas el producto”, detalla Cantarell, que preside actualmente la farmacéutica Uriach.

El sistema helvético de I+D tiene en su cúspide a los grandes centros universitarios, con la EPFL y la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich a la cabeza , y se estructura a partir de seis parques de innovación repartidos por todo el país que colaboran estrechamente con las empresas.

De la salud a la robótica

La política de innovación de Suiza, un país que no tiene industria de automoción, gira en torno a cinco grandes ejes: salud y ciencias de la vida, ciencia computacional, energía y medio ambiente, movilidad y transporte, y manufactura avanzada y robótica.

Uno de los empresarios que visitó el país, Josep Lagares, fundador y presidente de la firma gerundense de maquinaria para la industria cárnica Metalquimia, considera que una de las claves del éxito de Suiza en el campo de la innovación es contar con “una red neuronal muy bien trabada” que permite compartir los conocimientos y que facilita la transferencia tecnológica.

En la misma línea, Manel Xifra, presidente la compañía catalana de bienes de equipo, Comexi, destaca la importancia de la “labor de interfaz entre los centros de investigación y las empresas”; mientras que David Marín, presidente de FemCat y CEO de Inacces Geotècnica Vertical, pone de relieve el “trabajo común” entre las universidades helvéticas y los centros de I+D.

El carácter estratégico que otorga el país a la innovación empresarial puede explicar por qué Suiza ha podido minimizar el impacto de las sucesivas crisis que han amenazaban su economía, como ocurrió con la irrupción del cuarzo en la industria relojera a finales de los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado y, más recientemente, con el fin del secreto bancario en el sistema financiero suizo, tras el acuerdo de intercambio de información tributaria firmado con la Unión Europea en 2015, que entró en vigor tres años después.

Este año, la caída de uno de los dos mayores bancos del país, Credit Suisse, rescatado posteriormente por el otro gran grupo financiero, UBS, ha sembrado dudas sobre la fortaleza del que era uno de los puntales de la economía helvética. La crisis de Credit Suisse, sin embargo, no parece quitarle el sueño a los responsables de las empresas suizas reunidas con FemCat y ni siquiera a directivos del propio sector bancario, más allá del recorte de plantilla derivado del proceso de integración con UBS.

Junto con el apoyo a las grandes multinacionales, Suiza tiene en su ADN la protección de las pymes, hasta el punto de que cada nueva ley o normativa en el país debe superar, antes de su aprobación, un test para evaluar su impacto en las pequeñas y medianas compañías.

El tejido empresarial se completa con las start up, que florecen arropadas por el sistema universitario y de innovación. Una de ellas, Aktia, con sede en Neuchâtel, fue fundada hace cinco años por el emprendedor catalán Josep Solà, que ha desarrollado una pulsera inteligente para medir de forma permanente la presión arterial. Solà dice que llegó a esta “tierra de acogida” en 2004 y está levantando ahora una ronda de financiación de 22 millones de euros.

Escuelas de aprendices

Entre las mejores prácticas del sistema educativo y empresarial suizo que suscitan envidia sana entre los empresarios de FemCat está la figura de las escuelas de aprendices, un fenómeno ligado al prestigio del que goza la formación profesional en el país como vía para obtener un empleo.

Las empresas cuentan con sus propias escuelas, que se convierten en una cantera para ampliar y renovar plantillas. No es extraño que un alto directivo de una compañía iniciara su trayectoria como aprendiz. Stéphane Mader, por ejemplo, entró con 16 años en la escuela de la empresa de bienes de equipo Bobst y ahora es el director de márketing y comunicación de la compañía. El modelo suizo de acceso al mercado laboral explica en gran medida que su índice de paro juvenil se sitúe por debajo del 7%.

Fuente: Expansión / Autor: José Orihuel

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