El precio de la vivienda se eleva en Zúrich un 5,8% en un año, por encima de París o Londres

El mercado inmobiliario de Zúrich parece estar cobrando protagonismo, con precios que en algunos casos superan a Londres o París. No en vano, en la zona centro de Zúrich muchos apartamentos han alcanzado precios récord de hasta 18.000 euros el m2, lo que supone más del doble que en Londres.

La irrupción en la ciudad de ciertas empresas como Google ha empujado al aumento de estos costes, algo que se puede ampliar al resto del cantón suizo, con precios casi al nivel de París. Con respecto a datos de agosto de 2022, los costes han aumentado un 5,8%, el mayor incremento en los últimos 16 meses.

La presión en la economía familiar sigue creciendo

A pesar de que las subidas de tipos tardan en hacerse notar, parece que los consumidores comienzan a adaptarse a los mayores intereses, aunque la presión en las economías familiares no deje de aumentar a causa de la inflación y las elevadas valoraciones.

Así, parece que la tendencia muestra más lentitud en la subida de precios de las viviendas en la mayoría de las ciudades analizadas, entre las que se encuentran Viena, París, Londres, Estocolmo y Berlín. Cabe destacar el caso de Estocolmo, que ha registrado un aumento del 4,3% frente a datos de hace un año, a pesar de la acusada crisis inmobiliaria sueca. Por su parte, Madrid y Milán han aumentado sus precios en un 3%, según datos de Bloomberg.

No obstante, la ciudad de Zúrich parece una excepción, con un incremento en los costes de los inmuebles de un 50% con respecto a hace diez años. En parte, el aumento de personas con rentas más altas ha influido en estas subidas, con una falta de oferta que contrasta con la elevada demanda y presiona más los precios.

Además, la elevada inmigración que está atrayendo la ciudad con sus elevados salarios y tranquilos alrededores no hacen sino empeorar la falta de stock de una ciudad rodeada por montañas que tiene el espacio para viviendas limitado de manera natural.

El elevado crecimiento poblacional es un problema

En la actualidad, en Suiza viven alrededor de 8,9 millones de personas, lo que supone un 10% más que una década atrás, en parte a causa de las empresas que están decidiendo poner sedes en el país, lo que está generando la llegada de nuevos empleados de estas compañías. De esta forma, cerca de 5.000 personas de unos 85 países diferentes trabajan en Zúrich para Google, que se ha convertido en uno de los mayores empleadores locales.

El problema del rápido crecimiento poblacional ha alcanzado niveles que lo han convertido en parte del programa electoral del partido conservador suizo para las próximas elecciones generales. La intención es realizar un cambio constitucional que limite el derecho de asilo e impida, por tanto, que la población supere los 10 millones hasta 2050. Por su parte, el partido socialdemócrata ha señalado a las empresas que deciden asentarse en el país como la principal causa del problema.

En este aspecto, cerca del 37% de los inmigrantes asegura estar en el país por motivos laborales, frente a solo un 6% que alega haber pedido asilo a Suiza. Con este problema incrementando el coste de vida de los ciudadanos de Zúrich, la ciudad decidió a principios de año implementar un salario mínimo de 4.000 francos suizos mensuales (unos 4.200 euros).

Asimismo, Suiza cuenta con otros beneficios destacables frente a los países vecinos, con unos tipos de interés que se prevé que suban al 2%, lo que los sitúa en menos de la mitad del resto de Europa.

Fuente y gráfico: Idealista

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El año pasado, cada residente suizo realizó una media de 2,6 viajes con pernoctación y 8 viajes de un día. Esto supuso un aumento global del 30% en comparación con 2021. El total anual (21,1 EY publicado el pasado mes de mayo constata que catorce de las 500 corporaciones mundiales que más invierten en investigación y desarrollo (I+D) son suizas. El país centroeuropeo, de 8,8 millones de habitantes, fue en 2022 el noveno con mayor representación en un ránking liderado por las empresas de Estados Unidos –con Amazon en lo más alto del podio–, aunque en volumen total invertido Suiza ocupa la quinta plaza. Con sólo cinco compañías en el top 500, España figura en decimosexta posición.

Las multinacionales farmacéuticas Roche y Novartis, con una inversión de 16.000 millones y 9.500 millones de euros, respectivamente y, a distancia, el fabricante de semiconductores ST Microelectronics (1.800 millones), el gigante de la alimentación Nestlé (1.700 millones) y el grupo de ingeniería eléctrica y automatización ABB (1.100 millones) fueron las empresas helvéticas que más recursos destinaron a I+D en 2022.

Dos de estas cinco compañías, Novartis y Nestlé, recibieron en la segunda quincena de octubre la visita de un grupo de 40 empresarios catalanes de la asociación FemCat y de altos cargos de las mayores universidades de Cataluña con el objetivo de conocer sobre el terreno las mejores prácticas de Suiza en materia de empresa, investigación e innovación.

El programa incluyó también visitas a compañías de menor tamaño, como la relojera Panerai –propiedad del grupo Richemont–, los fabricantes de maquinaria Bobst y Mikron y la tecnológica EM Microelectronic –integrada en Swatch Group–, además de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y el área de carga del EuroAirport, el aeropuerto francosuizo situado junto a Basilea. En la sede de Nestlé en Vevey, a orillas del lago Lemán, Lluís Cantarell, que fue vicepresidente mundial y máximo ejecutivo del grupo en Europa, Oriente Medio y Norte de África hasta 2016, dejó claro que la apuesta de la compañía por la innovación está íntimamente ligada a su condición de empresa suiza y puso en valor la colaboración público- privada en materia de I+D que existe en el país. La innovación se cuece a fuego lento en la multinacional de la alimentación, que, por ejemplo, lleva cinco años trabajando en el proyecto de sustituir el aluminio por el papel en las cápsulas del café Nespresso. “Si en las pruebas de calidad no llegas al 60%, no lanzas el producto”, detalla Cantarell, que preside actualmente la farmacéutica Uriach.

El sistema helvético de I+D tiene en su cúspide a los grandes centros universitarios, con la EPFL y la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich a la cabeza , y se estructura a partir de seis parques de innovación repartidos por todo el país que colaboran estrechamente con las empresas.

De la salud a la robótica

La política de innovación de Suiza, un país que no tiene industria de automoción, gira en torno a cinco grandes ejes: salud y ciencias de la vida, ciencia computacional, energía y medio ambiente, movilidad y transporte, y manufactura avanzada y robótica.

Uno de los empresarios que visitó el país, Josep Lagares, fundador y presidente de la firma gerundense de maquinaria para la industria cárnica Metalquimia, considera que una de las claves del éxito de Suiza en el campo de la innovación es contar con “una red neuronal muy bien trabada” que permite compartir los conocimientos y que facilita la transferencia tecnológica.

En la misma línea, Manel Xifra, presidente la compañía catalana de bienes de equipo, Comexi, destaca la importancia de la “labor de interfaz entre los centros de investigación y las empresas”; mientras que David Marín, presidente de FemCat y CEO de Inacces Geotècnica Vertical, pone de relieve el “trabajo común” entre las universidades helvéticas y los centros de I+D.

El carácter estratégico que otorga el país a la innovación empresarial puede explicar por qué Suiza ha podido minimizar el impacto de las sucesivas crisis que han amenazaban su economía, como ocurrió con la irrupción del cuarzo en la industria relojera a finales de los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado y, más recientemente, con el fin del secreto bancario en el sistema financiero suizo, tras el acuerdo de intercambio de información tributaria firmado con la Unión Europea en 2015, que entró en vigor tres años después.

Este año, la caída de uno de los dos mayores bancos del país, Credit Suisse, rescatado posteriormente por el otro gran grupo financiero, UBS, ha sembrado dudas sobre la fortaleza del que era uno de los puntales de la economía helvética. La crisis de Credit Suisse, sin embargo, no parece quitarle el sueño a los responsables de las empresas suizas reunidas con FemCat y ni siquiera a directivos del propio sector bancario, más allá del recorte de plantilla derivado del proceso de integración con UBS.

Junto con el apoyo a las grandes multinacionales, Suiza tiene en su ADN la protección de las pymes, hasta el punto de que cada nueva ley o normativa en el país debe superar, antes de su aprobación, un test para evaluar su impacto en las pequeñas y medianas compañías.

El tejido empresarial se completa con las start up, que florecen arropadas por el sistema universitario y de innovación. Una de ellas, Aktia, con sede en Neuchâtel, fue fundada hace cinco años por el emprendedor catalán Josep Solà, que ha desarrollado una pulsera inteligente para medir de forma permanente la presión arterial. Solà dice que llegó a esta “tierra de acogida” en 2004 y está levantando ahora una ronda de financiación de 22 millones de euros.

Escuelas de aprendices

Entre las mejores prácticas del sistema educativo y empresarial suizo que suscitan envidia sana entre los empresarios de FemCat está la figura de las escuelas de aprendices, un fenómeno ligado al prestigio del que goza la formación profesional en el país como vía para obtener un empleo.

Las empresas cuentan con sus propias escuelas, que se convierten en una cantera para ampliar y renovar plantillas. No es extraño que un alto directivo de una compañía iniciara su trayectoria como aprendiz. Stéphane Mader, por ejemplo, entró con 16 años en la escuela de la empresa de bienes de equipo Bobst y ahora es el director de márketing y comunicación de la compañía. El modelo suizo de acceso al mercado laboral explica en gran medida que su índice de paro juvenil se sitúe por debajo del 7%.

Fuente: Expansión / Autor: José Orihuel

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