El artículo constitucional que el próximo 24 de septiembre votarán los suizos fija los principios por los que la Confederación deberá crear las condiciones necesarias para garantizar la seguridad alimentaria del país, respetando la cadena agroalimentaria en su conjunto.
Para sus numerosos defensores, se trata de una iniciativa necesaria y orientada a dar respuesta a los retos del futuro; sus escasos detractores la consideran, por el contrario, inútil y dirigida a consolidar el ‘statu quo’. El próximo 24 de septiembre será sometida a votación popular una enmienda constitucional para establecer los principios que garanticen la seguridad alimentaria en Suiza. El texto tiene en cuenta toda la cadena agroalimentaria.
“Seguridad alimentaria significa que la población tiene acceso en todo momento a una cantidad suficiente de alimentos, de calidad y a precios accesibles”, ha señalado el ministro de Economía Johann Schneider-Amman, durante la conferencia de prensa celebrada para lanzar la campañaEnlace externo previa a la votación.
“Una situación que hoy se ve cumplida en Suiza, pero que no siempre tiene que ser así. Por tanto, es legítimo preocuparse por garantizar la seguridad alimentaria para las generaciones futuras”, ha añadido el ministro. El artículo constitucional 104aEnlace externo, sobre el que es llamado a consulta el pueblo suizo, reúne las condiciones marco para alcanzar ese objetivo.
Las comisiones preparatorias de las cámaras del Parlamento han asegurado que su aplicación no exigirá modificaciones legislativas. Por eso mismo, los adversarios del proyecto consideran que precisamente ese punto es el que prueba la inutilidad de este nuevo artículo constitucional.
Un contraproyecto a una iniciativa vaga y unilateral
El texto tiene su origen en la iniciativa popular Para la seguridad alimentariaEnlace externo, que fue lanzada con éxito en 2014 por la Unión Suiza de Agricultores y que recogió casi 150 000 firmas en solo tres meses.
La iniciativa exigía el refuerzo del abastecimiento de la población “con productos alimentarios de producción autóctona, diversificada y sostenible”. En particular, se pedía a la Confederación tomar medidas para evitar la pérdida de tierras cultivables, limitar la carga administrativa en la agricultura y garantizar las inversiones en el sector.
Prácticamente todos los parlamentarios estuvieron de acuerdo en establecer unos principios constitucionales que pudieran garantizar la seguridad alimentaria para las generaciones futuras y un porvenir al sector agroalimentario suizo ante el reto de la globalización. No obstante, muchos de ellos consideraron que la iniciativa era excesivamente vaga, dotada de un margen de interpretación excesivo y centrada unilateralmente en la producción autóctona.
Por consiguiente, el Parlamento decidió elaborar un contraproyecto formulado de manera más precisa y concreta. Es decir, una propuesta que englobara toda la cadena agroalimentaria, desde la producción al consumo, pasando por la transformación, la comercialización e incluyendo también las importaciones.
El texto propuesto llegó incluso a convencer a los propios promotores de la iniciativa, que decidieron retirarla. Por eso, el próximo 24 de septiembre los suizos votarán únicamente el contraproyecto.
Cinco principios para pasar del campo a la mesa
El nuevo artículo 104a de la Constitución Federal se organiza en torno a cinco puntos. En primer lugar, establece que es necesario proteger la base de la producción agrícola. “En particular las tierras cultivables, pero también el agua, las técnicas, el ‘know-how’ y el conocimiento de los agricultores”, afirma Johann Schneider-Amman.
En segundo lugar, la producción de alimentos debe adaptarse a las condiciones locales y ser eficaz en términos de explotación de recursos. “Solo una producción autóctona que responda al principio de desarrollo sostenible puede garantizar la seguridad del abastecimiento a largo plazo”, declaraba ante la Consejo Nacional (cámara baja) Christian Lüscher, ponente de la comisión preparatoria.
En tercer lugar, la agricultura y la cadena alimentaria deben estar orientadas al mercado. Con este principio se pone de manifiesto que el sector agrícola suizo no deberá orientarse ya hacia una política de subvenciones y de decretos estatales. Poner en práctica este principio requerirá un esfuerzo por ambas partes.
En cuarto lugar, las relaciones comerciales exteriores deben contribuir al desarrollo sostenible de la agricultura y de la industria alimentaria. Aunque Suiza dispone de un alto grado de autosuficiencia alimentaria –actualmente en torno al 60%–, no puede ser autárquica. En consecuencia, y estableciendo que el principal pilar de la seguridad alimentaria suiza sigue siendo la producción autóctona, el contraproyecto subraya el papel complementario de las importaciones y la necesidad de mantener buenas relaciones comerciales con el exterior para garantizarlas. Unas buenas relaciones que además sirvan a los intereses de las exportaciones agrícolas suizas, recordó el ministro Schneider-Ammann.
Seguridad alimentaria en Suiza
El grado de autoabastecimiento consiste en el porcentaje de la producción autóctona respecto del consumo interior. El cálculo se basa en el valor energético de determinados productos alimentarios.
El grado de autoabastecimiento consiste en el porcentaje de la producción autóctona respecto del consumo interior. El cálculo se basa en el valor energético de determinados productos alimentarios. Se distingue entre grado de autoabastecimiento bruto y grado neto. Para calcular este último se tiene en cuenta el hecho de que una parte de la producción autóctona se obtiene utilizando alimentos importantes para animales.
En quinto y último lugar, el consumo de productos alimentarios debe ser respetuoso con los recursos disponibles. Hay que sensibilizar y responsabilizar a los consumidores con objeto de reducir el derroche de alimentos. Se estima que actualmente en este país se tira a la basura cerca de una tercera parte de los alimentos. “Como agricultor, no me gusta ver que el resultado de mi trabajo acabe entre los desperdicios”, afirmó ante el Parlamento el diputado demócrata-cristiano Pierre-André Page.
Traductor: José M.Wolff
Fuente: Swiss.info