Suiza está considerado el país más caro del mundo. Pero, ¿realmente lo es? Además, ¿cómo se comparan los precios? Se lo hemos preguntado a alguien que debería saberlo: Hans Markus Herren, director del área de los precios al consumo en la Oficina Federal de Estadística.
Hans Markus Herren, ¿realmente es todo más caro en Suiza que en el extranjero?
Claramente, no. Si se comparan los precios con otros países europeos, somos el país más caro de Europa. Pero, al mismo tiempo, eso no significa que todo sea más caro.
¿En qué áreas las diferencias son mayores?
Sectores típicos de servicios como la educación, el alquiler, la atención médica, y también algunos bienes de consumo como la carne, son mucho más caros en comparación con otros países. En lo que respecta a la vivienda es prácticamente el doble de caro que la media europea. En el caso de los automóviles, la gasolina, y también productos para los fumadores, la diferencia es menor. En cuanto a los programas informáticos, son tan solo un 9% más caros.
¿Hay algo que sea más barato aquí?
Los aparatos electrónicos – televisores, radios, ordenadores – son relativamente baratos en Suiza, incluso ligeramente por debajo de la media europea.
¿A qué se deben estas diferencias?
En el caso de la carne, existe un impuesto de importación; solo se puede importar carne del extranjero de forma limitada. Es algo que tiene un claro componente político. En cambio, los servicios son más caros en Suiza porque los salarios también son más altos.
¿Qué hay que tener en cuenta cuando se viaja a un país supuestamente más barato o incluso cuando se emigra?
Por supuesto, la diferencia de precios puede ser importante. Por ejemplo, en el país de emigración por excelencia, Estados Unidos, en realidad los precios son más bajos que en Suiza. Para quien quiera jubilarse en otro país es importante saber cuánto cuesta la vida. Pero viajar y sobre todo emigrar no solo debe tener que ver con el nivel de los precios al consumo. El idioma y cómo hacerse entender en un nuevo entorno debería ser lo primero que habría que plantearse. La cultura también es importante. Por otra parte, si se quiere trabajar en el extranjero, hay que estar también preparado para aceptar salarios más bajos. La calidad de los productos y las posibilidades de elegir también pueden influir en la decisión.
La comparación más conocida es el llamado Índice Big Mac, que compara lo que cuesta una hamburguesa de McDonald’s en cada país.
El Índice Big Mac hace hincapié en las diferencias de precios y es interesante porque muestra que una hamburguesa puede ser un lujo en un país mientras se considera un simple bien de consumo en otro. Pero es una simplificación bastante tosca porque no tiene en cuenta el poder adquisitivo. Además, vivimos en una economía moderna, por lo que es esencial comparar diferentes productos para tener una cierta comprensión de esa economía.
¿Cómo se comparan los precios a nivel internacional?
Suiza forma parte del programa comparativo de la Oficina Europea de Estadística (EUROSTAT) y la OCDE, en el que participan 38 países. La Oficina Federal de Estadística recoge los precios de los bienes de consumo y de los bienes de capital y crea así los datos básicos suizos. EUROSTAT coordina las encuestas de precios, realiza los cálculos y publica los resultados de este programa estadístico. Compara el producto interior bruto per cápita ajustado al poder adquisitivo, así como el nivel de precios de los países participantes. El ajuste del poder adquisitivo es importante: no solo se puede comparar cuánto cuesta un par de vaqueros, sino que hay también que tener en cuenta cuántos pares de vaqueros se pueden comprar en un país determinado. La misma cantidad de dinero no puede comprar lo mismo en todas partes. También se suele subestimar el tipo de cambio: ¿cuánto obtengo por el cambio de francos suizos y en qué momento?
¿Qué productos se analizan en la comparación de precios internacionales?
Está claramente definido los productos que se comparan. Por ejemplo, se definen criterios claros para los pantalones vaqueros. Pero lo difícil es encontrar ese pantalón en todas partes. Además, los vaqueros pueden ser un producto de consumo típico de las mujeres belgas, pero puede ser que apenas se vendan en Grecia. Por lo tanto, debe indicarse en cada caso si el producto corresponde al consumo típico del país o no. Los productos de consumo típicos tienen un mayor peso en las estadísticas que los productos que no son de empleo habitual. En Suiza, por ejemplo, es difícil encontrar determinadas especialidades de pescado y marisco porque su consumo no corresponde a nuestros hábitos.
¿Qué pasa con las comparaciones con países no europeos?
En otros continentes también hay programas regionales de comparación, que están vinculados globalmente a través del Banco Mundial. Sin embargo, esto solo se hace cada seis años, porque es muy complejo y largo. Además, no se trata solo de encontrar los productos adecuados para la comparación, sino también de comprobar si tienen una función similar. En Mali le costará encontrar un par de vaqueros; además, es un producto fabricado para el 1% de la población, la clase alta, y no lo lleva nadie más. Además, hay otros problemas con la comparación global: no todos los países quieren o pueden participar, por ejemplo Estados en crisis como Siria o Líbano.
¿Cuál es la situación de Suiza en el mundo?
En 2005, Suiza ya figuraba entre los países más caros del mundo. El índice de precios de 2005 mostró que el nivel de Suiza era aproximadamente un 74% superior a la media mundial. En la siguiente encuesta, realizada en 2011, Suiza se situó incluso a la cabeza, con un resultado que superaba el doble de la media mundial. Sin embargo, en la comparación de 2017, Suiza ya no era el país más caro, sino las Bermudas. Sin embargo, esta clasificación puede cambiar rápidamente y depende en gran medida del tipo de cambio. Si el franco se fortalece, Suiza se encarece y nuestros precios aumentan. De todos modos, es interesante observar que, con el paso de los años, la desigualdad de poder adquisitivo está disminuyendo lenta pero constantemente: los precios suizos se acercan muy lentamente a los de Europa. Es probable que eso tenga que ver con la competitividad y con los productos importados, que suelen ser más baratos en Suiza que en Europa.
Fuente: Swissinfo / Autora: Eva Hirschi