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Cómo trabaja la cooperación suiza con el sector privado

Publicado el 15 de noviembre de 2017

El sector privado y la filantropía participan cada vez más en proyectos de ayuda humanitaria y desarrollo.

Ese compromiso ha sido acogido con beneplácito por la Agencia Suiza para la Cooperación (COSUDE), pero con algunas reservas. Explicaciones de Chantal Nicod, titular de la División África Occidental de esa dependencia.

“¿Los filántropos pueden revolucionar el desarrollo internacional?” Es el interrogante planteado por una conferencia organizada a principios de mes en Ginebra por los periódicos ‘Le Temps’ y Le Monde Afrique y el Instituto de Estudios Universitarios Superiores Internacionales y del Desarrollo (IHEID).

Chantal Nicod, responsable de la División de África Occidental de COSUDE compartió sus puntos de vista con participantes tan diversos como Ariane de Rothschild, muy activa en las fundaciones familiares, o Michael Faye, cofundador de GiveDirectly y de Segovia Technology, organizaciones filantrópicas que aseguran “permitir a las organizaciones transferir capital a cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier país emergente”.

¿La filantropía desempeña un papel cada vez más importante en la ayuda humanitaria y la cooperación al desarrollo?

Chantal Nicod: Ciertamente hay un aumento en la filantropía. Lo cual es muy positivo. Todavía faltan muchos recursos para financiar el desarrollo en el mundo y unir fuerzas con todos nosotros solamente puede ser positivo. El papel cada vez más importante de los agentes privados se mueve en dirección de la Agenda 2030 y de los acuerdos logrados a nivel internacional, como por ejemplo durante la Conferencia de Addis Abeba sobre el financiamiento para el desarrollo. La COSUDE busca constantemente oportunidades de asociación con el sector privado.

Lo que también es importante es que la propia filantropía busca nuevas formas de actuar e innovar en sus modalidades de intervención. Por ejemplo, la COSUDE establece asociaciones con Swiss Re en el campo de los seguros y los reaseguros.

Pero es importante diferenciar entre organizaciones filantrópicas y actividades empresariales en el sector privado. El verdadero desafío es que el sector privado actúe de manera responsable, desde el punto de vista ambiental y social, generando al mismo tiempo beneficios, lo que es perfectamente legítimo.

El exsecretario general de la ONU lanzó un pacto mundial con las empresas hace casi 20 años para exigirles responsabilidad confiando en su buena voluntad. Las ONG, por su parte, piden organismos de verificación independientes u otras formas de coerción para esas empresas. ¿Cuál es su punto de vista?

Este pacto mundial existe aún y varias empresas suizas participan en él. En este marco, las Naciones Unidas trabajan en la formulación de normas, que es el papel de las Naciones Unidas. La COSUDE apoya también a algunos países en la aplicación de esas normas.

En cuanto a la cuestión de las medidas coercitivas para aplicar esas normas, existen dos posibles niveles de intervención.

Por un lado, es necesario que las legislaciones nacionales sean adaptadas a esas normas internacionales. Es una primera palanca coercitiva. Y las Naciones Unidas, al igual que los organismos de cooperación, pueden ayudar a esos países a implementar una legislación nacional en este ámbito.

Por otra parte, el consumidor puede actuar. En las últimas décadas, ha habido una creciente concienciación entre los consumidores sobre el origen del producto o la forma en que se produce. En otras palabras, el mercado, a través del consumidor y el marco jurídico nacional, puede ejercer cierta presión sobre las empresas, que a su vez avanzan en su propia toma de conciencia en este campo. Algunas empresas están abriéndose camino, al sentir la necesidad de revisar las modalidades de su manera de hacer negocios.

Las fundaciones filantrópicas también están en ese debate. Como dijo Ariane de Rothschild, se trata de vincular los objetivos de la fundación a las prácticas del banco que la financia. Esto implica examinar los daños sociales o ambientales que el banco puede causar, y encontrar soluciones alternativas. Este es un ejemplo que muestra que las fundaciones filantrópicas hacen progresos significativos en estos temas.

¿Y el impuesto?

Algunos países tienen los medios para desarrollarse, como, por ejemplo, algunos países emergentes. Se trata de apoyarlos en sus esfuerzos por definir políticas tributarias equitativas que permitan al Estado asumir sus responsabilidades. La cooperación multilateral, en particular los bancos de desarrollo, tienen competencia para apoyar a los Estados en su voluntad de actuar. Suiza contribuye con esas instituciones y se compromete en ese sentido.

En la conferencia, usted describió las virtudes y los límites de la transferencia de dinero a las víctimas de crisis humanitarias, una fórmula que la cooperación suiza practica desde 1998. ¿Esa es la solución?

Las antiguas fórmulas de ayuda siempre son necesarias. Pero la transferencia directa de dinero a las personas afectadas por siniestros ha dado buenos resultados. En primer lugar, el beneficiario puede elegir y comprar al mejor precio lo que necesita, en el mercado local. La transferencia de dinero también permite estimular la economía local, porque las personas que reciben esas transferencias a veces las invierten en actividades económicas que, aunque modestas, les permiten reducir su dependencia de la ayuda externa.

Por ejemplo, hace unos meses visité a refugiados cerca del Lago Chad. Con el dinero donado directamente, una mujer que vivía en una aldea de refugiados comenzó a comprar telas y agujas y pudo confeccionar ropa para venderla en la aldea vecina. Este ejemplo muestra que las personas son responsables y conocen (mejor que nosotros) su realidad. Por lo tanto, pueden decidir qué es lo más eficaz para ellas.

¿Se trata entonces de una cierta manera de romper con el paternalismo que durante mucho tiempo ha caracterizado la ayuda al desarrollo, tanto de los Estados como de las ONG?

Es un paso hacia la eficacia y la sostenibilidad de las acciones de asistencia. Esa transferencia de dinero es también una forma de aumentar el impacto del dinero entregado, ya que esta fórmula permite vincular la emergencia humanitaria y el desarrollo. Sin embargo, cabe señalar que esta modalidad también tiene ciertas limitaciones. A medio plazo, la cooperación al desarrollo, en particular la ayuda pública, tiene por objeto modificar los sistemas para que las políticas públicas permitan, entre otras cosas, mejorar la resiliencia de las poblaciones y crear un marco propicio para las oportunidades. Se trata, pues, de combinar diferentes tipos de intervención.

¿En términos de desarrollo, la transferencia de dinero dista mucho de ser suficiente?

En efecto, no es LA solución, ni siquiera en la ayuda humanitaria. Pero es necesario cambiar la óptica. Las personas necesitadas buscan oportunidades, no ser asistidas. Un joven de 16 o 18 años no tiene ganas de le digan que recibirá asistencia durante los próximos 40 años de su vida. Pide la posibilidad de aprovechar las oportunidades que pasan por el acceso a los servicios básicos como la educación o la salud, pero también para vivir en un ambiente seguro, un Estado de derecho, encontrar trabajo o desarrollar su propio negocio en mercados locales que funcionen.

Pero eso significa poder criticar a un Estado por sus deficiencias. Y ese tipo de críticas exteriores son, cada vez más, mal recibidas en nombre de la no injerencia en las políticas nacionales. Y es entonces que nuevas potencias, como China, no imponen tales condiciones a su ayuda o inversiones. ¿Cómo se hace entonces?

No hay que olvidar que la responsabilidad principal no recae en las agencias de desarrollo, que son facilitadoras. Los gobiernos tienen el papel primordial de crear las condiciones marco para el desarrollo. Las acciones de la COSUDE se ajustan a los planes nacionales de desarrollo definidos por los propios Estados, en consulta con otros actores del país, ya sean la sociedad civil, el sector privado o las diferentes fuerzas políticas.

En un mundo ideal, la asistencia para el desarrollo canalizaría los fondos a los gobiernos que aplicarían políticas públicas equitativas y eficaces, creando un marco para el desarrollo de un sector privado responsable.

Como agencia de cooperación de gobierno a gobierno, consideramos que es necesario contar con políticas públicas eficaces. Lo que lleva tiempo. La COSUDE trabaja en este sentido con los gobiernos en un espíritu de fortalecimiento de las capacidades institucionales.

Pero la cooperación al desarrollo también debe abrirse a nuevos actores. La colaboración con fundaciones privadas, tema de esta conferencia, es un ejemplo de ello. La COSUDE se esfuerza por apoyar a los agentes de cambio, y se trata de encontrar los canales a través de los cuales estos últimos se expresan. Esto puede abarcar desde organizaciones de la sociedad civil como las ONG o movimientos sociales.

Pero, ¿qué se hace con los gobiernos que consideran este apoyo a los movimientos sociales como una injerencia, movimientos cada vez más controlados en sus financiamientos procedentes del exterior?

La cooperación suiza se esfuerza por tender puentes facilitando el diálogo entre los diferentes actores. La estabilidad y los mecanismos de gobernanza que permitan encontrar soluciones constructivas en lugar de confrontaciones violentas es una contribución al desarrollo.

Nosotros trabajamos en la realización de acciones concretas que permitan construir o restablecer la confianza entre los diversos actores. Esto se puede hacerse a nivel local, al implicar, por ejemplo, a los municipios y a la población para que prioricen las inversiones locales de manera conjunta y luego rendir cuentas sobre los fondos públicos. A nivel nacional, facilitar el diálogo entre un gobierno y las asociaciones nacionales de los municipios o de los agricultores, por ejemplo, permite la implementación de políticas públicas que satisfagan las expectativas de la población.

¿Tiene ejemplos de Estados deficientes o autoritarios abiertos a tales diálogos?

El Estado no es un bloque. Donde quiera hay agentes de cambio. En el Estado, en la sociedad civil, hay quienes rechazan el cambio y quienes están abiertos a las reformas. Uno de nuestros desafíos es encontrar a estos actores del cambio. Incluso en Estados considerados autoritarios, se encuentran – en el plano técnico al principio- personas que están dispuestas a trabajar juntas en proyectos concretos. La voluntad de reformas de un gobierno es un criterio importante que permite definir nuestras modalidades de ayuda. Si las reformas están en marcha, estamos encantados de contribuir.

Fuente: Swissinfo.ch
Autor: Frédéric Burnand
Traducción: Marcela Águila Rubín