Hans Peter Mock, retratado para FORBES en la embajada de Suiza en España, en Madrid.
Cuando nos recibió en su luminoso despacho con vistas a la calle Goya de Madrid, todavía no conocíamos la decisión de la fiscalía helvética de archivar la investigación sobre el dinero del rey emérito. Sin embargo, sí podemos confirmar que a Hans Peter Mock, embajador de Suiza en España, las preguntas sobre la transparencia de su país en este ámbito no le asustan. De voz firme y amable, el diplomático, que está a punto de celebrar un año y medio en el cargo, se enorgullece del esfuerzo de reconversión suizo en materia de transparencia, “desde bastante antes” de conseguir salir de la lista gris de la Unión Europea, en 2019.
En su agenda, la transformación tecnológica que vive el planeta impulsa más que nunca sus esfuerzos por estrechar lazos con España y el resto de Europa porque, según él, “comerciar se puede comerciar con casi todo el mundo. Pero comerciar y compartir valores es otro nivel”.
Acaba de celebrar un año como máximo representante del gobierno suizo en España, ¿cuál es su balance?
Definitivamente bueno. Porque la agenda es esencialmente positiva. Aunque sí, se tiene que alimentar. Ha sido un año marcado por la pandemia; la diplomacia es mucho de encuentros personales y los digitales no compensan esto. Con todo, mirando a los últimos meses yo siento cierta satisfacción. Además, en 2020, en plena pandemia, Suiza fue el primer país inversor en términos de flujo. Es algo que no se dice mucho. Lo que da fe de la intensidad y la fuerza de nuestros contactos económicos. Pero creo que todavía existe más potencial. Lo que notamos es un creciente interés en las empresas de tecnología suizas. Somos un país de innovación y España lo complementa muy bien.
De hecho, la digitalización es uno de los eslabones de su política en España. ¿Qué tal se lleva en este terreno con el ejecutivo español?
Hay un interés genuino y hay un potencial. Uno de los principales ejes es tratar de desarrollar nuestra cooperación en el ámbito científico-comercial. Sobre todo, porque España se encuentra en un momento muy importante con la implantación de los programas Next Generation. Estamos en contacto estrecho con la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, porque ambas partes quieren favorecer la relación de las empresas suizas y españolas.
Más allá de lo comercial, ¿qué interés ha suscitado la adopción suiza de su estrategia de diplomacia digital?
La reflexión que se hizo en Suiza tiene mucho que ver con una concientización de que el progreso tecnológico se nos viene encima y es una realidad a nivel de política exterior. No la podemos negar. A mí me gustaría mucho fomentar un diálogo entre nuestros especialistas. Me refiero, específicamente, a fomentar un marco regulatorio a nivel global para todo lo que es innovación, inteligencia artificial, internet o tecnología. Pero hay que empezar uniendo fuerzas entre países que comparten la misma sensibilidad. Y no veo por qué España y Suiza no podrían colaborar en ello. Ya que nosotros ya tenemos una estrategia, hay que ver con nuestros colegas españoles si hay intereses comunes. Y creo que sí los hay.
Suiza salió de la lista de paraísos fiscales en 2019 y España ha vivido, en los últimos años, algunos de sus escándalos financieros más sonados. ¿En qué punto estamos en cooperación de transparencia bancaria y fiscal?
Realmente las cooperaciones son buenas. Es el mito: el del secreto bancario suizo que ya no existe desde hace años. Hay un intercambio de información constante y fluido. Sobre todo, en lo referente a los no residentes y que funciona perfectamente desde 2017. También un sistema de mejora de normas de información sobre clientes financieros que se comparte con las autoridades fiscales. Es importante porque Suiza es una plaza financiera de gran peso a nivel global y eso también nos responsabiliza, no sólo para serlo de forma eficaz, sino también íntegra y sostenible. Así que, en ese sentido, hablaría de la transformación de la plaza financiera suiza. Hasta los propios bancos lo dicen a sus clientes, que si su propósito es esconder dinero de las autoridades, aquí ya no es el lugar para hacerlo.
¿Qué es España para Suiza?
España para nosotros es un país amigo, un país aliado y, dentro de la Unión Europea, un socio muy importante, cuyo papel está llamado a crecer. No únicamente por el Brexit sino porque la contribución de España dentro de la Unión Europea es grande. Y luego, su importante dimensión como puerta hacia América Latina, un poquito nuestra ventana a esa región.
Desde una perspectiva histórica, ¿cómo definiría su momento actual para la misión que desempeña?
Creo que tengo suerte. Estoy llegando en un punto en el que la relación bilateral está en uno de sus mejores momentos. Pero, más generalmente, creo que estamos viviendo un momento en el que las crecientes tensiones a nivel mundial exigen más cooperación entre nuestros países. Porque, más allá de nuestra pertenencia o no a la Unión Europea, compartimos valores fundamentales y tenemos los mismos retos económicos. Se trata de encontrar la forma de que cada país pueda contribuir con sus puntos fuertes para salir adelante como continente.
Fuente: Forbes