El incremento en los casos ya no se refleja directamente en las muertes u hospitalizaciones por las vacunas.
Los contagios por COVID-19 en Suiza han aumentado en las últimas tres semanas, pero el Gobierno acaba de reabrir las terrazas de los restaurantes y bares, teatros, cines e instalaciones deportivas porque el incremento en los casos ya no se refleja directamente en las muertes u hospitalizaciones gracias al avance en la vacunación.
El enfoque de las restricciones elegido por Suiza fue el de paralizar la actividad económica, por lo que los negocios y recintos que han vuelto a abrir llevaban cerrados cuatro meses para contener la propagación del coronavirus, aunque nunca se estableció un toque de queda, al contrario que en España.
En Suiza tampoco hubo restricciones a la movilidad interna, ni ha sido obligatorio utilizar mascarilla en el exterior, y las farmacias distribuyen cinco pruebas rápidas de COVID-19 gratuitas al mes para cada residente en el país.
La prevalencia en ambos países es de alrededor de 7.000 casos por cada 100.000 habitantes, y el número de vacunados también es similar; Suiza con un 8 % de la población completamente inmunizada y España con un 7 %.
No obstante, los clamores por una controlada normalización de la actividad económica eran más y más numerosos, en particular por parte de las pequeñas empresas que, a pesar de las subvenciones públicas que han recibido, se encontraban al límite de su capacidad de mantener con vida sus negocios, ya que las ayudas no les han permitían cubrir la totalidad de sus gastos fijos.
Múltiples limitaciones
A pesar de la reapertura, el gobierno federal ha optado por mantener la prohibición de reuniones privadas de más de diez personas, que los ambientes interiores de los restaurantes y de los bares sigan cerrados, así como las discotecas y otros locales nocturnos, que llevan más de un año cerrados.
Además, en el exterior de los restaurantes o bares solo se puede consumir sentado y con un máximo de cuatro personas por mesa. “Solo funciona la terraza, así que es un poco triste porque estamos perdiendo mucho dinero, pero estamos contentos de poder abrir”, comentó a Efe el propietario de un bar en el centro de Ginebra.
“El gobierno nos ha ayudado un poco y ahora intentamos tener a menos gente trabajando con nosotros”, dijo por su parte el dueño de un bar en el centro de Ginebra.
La limitación de ocupación en los eventos culturales y deportivos en interiores será de cincuenta personas y de cien en caso de que se desarrollen en el exterior.
Esto ha permitido que abran los estadios deportivos, que se encontraban cerrados también desde marzo de 2020.
Los estudiantes de educación superior y los universitarios podrán retornar a las aulas, aunque las salas solo podrán estar ocupadas hasta un tercio de su capacidad y con un máximo de 50 alumnos a la vez.
Sin embargo, la Universidad de Ginebra anunció en un comunicado a sus estudiantes que continuará con las clases en línea como tenían planeado hasta que termine el semestre, tras analizar las implicaciones concretas que tendría este cambio a mitad de curso y para “asegurar una estabilidad en las modalidades de enseñanza”.
El que acaba de terminar era el tercer cierre de restaurantes de la Suiza desde que comenzó la pandemia, después de que se permitiera su apertura durante dos semanas a principios de diciembre, una decisión sobre la que se dio rápidamente vuelta atrás ante el temor de que los encuentros durante las fiestas de fin de año empeoraran el nivel de contagios.
Suiza también se ha enfrentado a las contradicciones en las medidas de contención del virus que han visto en muchas otras partes del mundo, como por ejemplo, la apertura de Luna Park –una feria de atracciones y puestos de comida en Ginebra- cuando los bares todavía seguían cerrados. “Pienso que fue un error que abrieran Luna Park, nosotros estábamos justo al lado y no podíamos abrir, mientras que la feria estaba llena de gente”, lamentó una trabajadora de un bar cercano a la plaza donde se localizaba la feria.
Sin embargo, todos los propietarios de bares y los clientes agradecieron la apertura de las terrazas cuando comienza la primavera y disminuye la presión que la pandemia provocó en el sistema sanitario, que aunque no llegó a colapsar, estuvo a punto de hacerlo en ciertas regiones del país durante la primera ola.
Fuente: Republica / Imagen: Republica